Haciendo un poco de historia…. Para tratar de entender el presente.







       La niñez en tanto construcción social e histórica ha ido transformándose a lo largo del tiempo.

    En la antigüedad, el infanticidio y sacrificios rituales eran parte de la cultura. 

   En la edad media niños y niñas se consideraban propiedad del padre, objetos de negocio, intercambio o venta, hacia los 7 años empezaban a trabajar y a realizar vida de adultos. 

     Con las ideas renacentistas aparecen las primeras escuelas organizadas, a las que solo asisten las clases más acomodadas.

      Ante  el auge de la iglesia católica,  el nacimiento del matrimonio conyugal,  la idea de familia, la discriminación de roles: el niño/a debe ser educadx. El surgimiento de la escuela como institución social, en la modernidad, la pedagogía de la infancia pone en marcha un proceso a través del cual la sociedad comienza a considerar a lxs niñxs ubicando a la institución escolar en un papel central. El niño, la niña, ahora  además de hijx es  alumnx, y la mirada se centra en el poder de los adultos sobre lxs niñxs, a quienes éstos le deben obediencia, dependen de ellos y la autoridad se basa en la heteronomia.

       En el siglo XIX, La revolución industrial, supone para la infancia, un periodo de explotación en el ámbito laboral. En la segunda mitad del siglo, muchos países se preocupan por establecer leyes de protección a la infancia y hacia  finales del siglo, las niñas se incorporan a la educación, pero de forma diferente a los niños.

     Siguiendo a Baquero y Naradowski, la infancia es una construcción de la modernidad puesto que parte de la población se hace acreedora de una serie de características que serán condensadas en ciertas instituciones, así como la determinación de parámetros de limitación en los discursos científicos y normativos.

     Desde estos parámetros podría pensarse que hace ya varios años, la escuela  pensada para los niños de ayer,  recibe a lxs niñxs de hoy;  es decir que los modelos a los que refería la educación moderna, se desvanecen en el contexto actual.  

      La infancia pasiva ,  en la cual  gradualmente  el niño o la niña era iniciadx al mundo adulto merece una revisión, hace años lxs niñxs tenían acceso al mundo que el adulto le ofrecía y del modo en que el adulto lo decidía, hoy con los medios de comunicación al alcance de la mano y teniendo en cuenta que muchas veces lxs niñxs manejan y comprenden la tecnología mejor que los adultos, el poder, el acceso a la información y la libertad de acción ha pasado por una verdadera revolución. 

    Como menciona Marc Prensky,  mientras los adultos somos inmigrantes digitales, lxs niñxs son nativos; es así que las diferencias entre estos dos mundos, el adulto y el infantil parece que sólo pueden ser controladas dentro del espacio escolar, dándole a la escuela una función "artificial" de la escolarización.  Como si la escuela no fuera parte de la sociedad y por lo tanto se trata a toda costa de levantar paredes altas e infranqueables, sin tomar conciencia que la sociedad, los cambios, la vida cotidiana se filtra por la ventana.

      No tomar en cuenta que hoy estamos frente al nacimiento de nuevas infancias, la revolución de las comunicaciones, el libre acceso a celulares y tablet desde edades muy tempranas, han colocado a lxs niñxs en una posición diferente  frente a los adultos, y a la escuela también, ya que se le ha quitado el monopolio de ser el único medio donde circula el saber. No podemos menos que tener en cuenta las complejidades de la configuración de la subjetividad infantil en el contexto de la sociedad contemporánea.

     La Convención Internacional sobre Derechos del Niño, adoptada por las Naciones Unidas en 1989, en la que se acepta que los niños(as) tienen derechos como todos los seres humanos. Se puede afirmar que esta dinámica jurídica y de política social sobre la infancia apunta hacia un cambio de los sistemas de relaciones entre adultos y niñxs, a todos los niveles sociales, tanto a nivel macrosocial como de la vida intrafamiliar. La tendencia, “obviamente, se orienta hacia un mayor reconocimiento del niño y la niña como personas y como ciudadanos o ciudadana, hacia la superación de antiguos esquemas de dominación, autoritarismo, machismo y paternalismo, y hacia un mayor reconocimiento y participación social de la infancia como grupo de población” ( p.222).

      Sumando a lo mencionado anteriormente, hoy, la concepción de la infancia, y la idea de niñx ha sufrido otra transformación fundamental, donde el niño o la niña ha pasado de ser pasivx, a ser consideradx sujeto de derecho y por lo tanto a poseer un rol activo como está marcada por el reconocimiento de los derechos del niño / de la niña. 

Verónica del Castillo
Psicopedagoga


Referencias
- Picasso, 1905, "Madre e hijo 2" 
- Narodoski, 1993,  "Infancia y Poder", Bs As, Aique